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Maternidad y etiquetas: ¡Manifiesto por la libertad de las madres!

| 17 enero, 2013 | 14 Comentarios

El otro día tuve una interesante discusión acerca de la maternidad y la adecuación de las etiquetas que utilizamos para referirnos a los distintos estilos de crianza. En concreto, la discusión versaba acerca de la idoneidad del término “crianza con apego” y la crítica iba dirigida concretamente al uso del término apego, al interpretarse como algo excluyente que de alguna forma sugiere que otras formas de crianza no conllevan el apego entre padres e hijos.

Estoy de acuerdo con que se trata de una traducción probablemente desafortunada del término anglosajón “attachment parenting”, traducción que proviene de la asociación de ese estilo de crianza con la denominada “teoría del apego” propuesta por John Bowlby. Esta teoría recalca la importancia del contacto continuo con el bebé y el apego como algo importante en el desarrollo del niño y consustancial al carácter social del mismo. Así, todas las llamadas de atención a los padres por parte del bebé (como el llanto, el balbuceo o la necesidad de succión) no serían sino parte de una estrategia natural para lograr vincularse emocionalmente a sus cuidadores con el objeto de sentirse protegido. Y supongo que este es origen del término utilizado en español.

Si bien yo me siento bastante identificada con ese estilo de crianza, y creo que las necesidades de los niños siempre deben primar sobre las nuestras, eso no significa que comparta todos sus postulados. La vida está llena de blancos, negros y claroscuros. Por ejemplo, a mí el concepto de criar en tribu no me termina de convencer ya que la idea me resulta un tanto intrusiva. ¡Bastantes opinólogos tengo que aguantar ya como para tener que compartir la crianza con terceros! Aunque reconozco que disfruto enormemente de mi tribu de madres 2.0, como dice el refrán “cada uno en su casa y Dios en la de todos”.

De igual modo, estoy firmemente convencida de que el 99% de las madres cría a sus hijos con mucho apego y cariño, sólo que cada una lo manifiesta de distinta manera. No soy amiga de los extremismos, creo que en el término medio está la virtud y cada una tiene que encontrar el suyo.

Las críticas constructivas enriquecen pero las destructivas son estériles. En vez de criticarnos, ¿Por qué no apoyarnos entre nosotras?

Las críticas constructivas enriquecen pero las destructivas son estériles. En vez de criticarnos, ¿Por qué no apoyarnos entre nosotras?

Todo esto me lleva a preguntarme por esa necesidad imperiosa de etiquetar todo lo que rodea a la maternidad. ¿Por qué no disponemos de tantas categorías para etiquetar a los distintos tipos de trabajadores? ¿O a los distintos tipos de parejas? ¿O a las personas que tienen animales?

Otro aspecto que quiero resaltar es la enorme presión a la que nos vemos sometidas las madres constantemente.  Si das el pecho el niño llora porque pasa hambre, si no das el pecho es porque te has esforzado poco por sacar adelante tu lactancia, si decides quedarte en casa con tus hijos van a salir muy mimados y poco espabilados y si decides seguir trabajando después de la baja por maternidad es porque no eres capaz de sacrificar tu nivel de vida y prefieres dejar a tus hijos en una guardería para poder comprarte caprichitos. ¿En qué quedamos?

Y es que el tema de la maternidad causa pasiones, incluso mucho antes de ser madre. ¿A quién no le han preguntado alguna vez cuando demonios piensa empezar a tener hijos? Cuando tienes un problema de infertilidad como es mi caso, y encima arrastras varios abortos a tus espaldas, esas preguntas pueden hacer mucho daño.

Por no hablar de las mujeres que no quieren ser madres porque no sienten esa necesidad y con frecuencia son tachadas de egoístas, poco femeninas y carentes de los instintos propios de su sexo. ¿Acaso es mejor tener hijos sin estar convencido de ello? ¿Desde cuando tener hijos es una obligación?

Supongo que el origen de estas críticas hacia las madres -y me refiero expresamente a las madres porque raramente se hacen hacia los padres- lo podríamos encontrar en las reminiscencias de una sociedad patriarcal que infantiliza a las mujeres tratando de adoctrinarlas “por su bien”. Aunque esta mañana otra mamá me decía en Twitter que quizá el origen de esta actitud esté también en formas más tradicionales de crianza cuando las mujeres de la familia criaban a los niños todas juntas, resaltando que las críticas más acérrimas provienen de otras mujeres, incluso de nuestras propias madres.

Me aburre soberanamente la eterna discusión de las buenas y malas madres ¿Es peor madre la que da biberón en vez de pecho? Ojalá fuera tan sencillo, ¡Eso simplificaría mucho las cosas!  Lamentablemente me consta que algunas mujeres que no han dado el pecho se sienten así.  Pero yo creo que no hay que incurrir en planteamientos tan reduccionistas teniendo en cuenta que la maternidad es una tarea que dura toda la vida, y afortunadamente tenemos mil oportunidades para enmendar nuestros errores a lo largo del camino.

Personalmente me niego a juzgar porque odio que me juzguen. Y el tiempo empleado en criticar a los demás nos distrae de la autocrítica que es lo verdaderamente importante. Al fin y al cabo, me preocupa más ser mejor madre para mis hijos que lo mala madre que pueda ser mi vecina. Sólo nos deberían juzgar nuestros hijos, y créeme que lo harán, así que prefiero ir preparándome. Las críticas constructivas son enriquecedoras pero las destructivas están fuera de lugar y no sirven sino para arrojar una cortina de humo sobre los propios errores del que la formula.

maternidad y etiquetas

La maternidad provoca pasiones, incluso antes de ser madre ya eres juzgada

Hay tantas formas de crianza como madres existen en el mundo, y estoy segura de que todas tratamos de hacerlo lo mejor posible, con mayor o menor fortuna dentro de las circunstancias de cada una. Porque la forma de criar de una madre no sólo viene determinada por su voluntad de ser buena o mala madre, sino también por sus circunstancias y experiencias anteriores y, como se suele decir, para juzgar a alguien hay que estar en sus zapatos. Por ejemplo, creo que todos tratamos de enmendar los errores de nuestros padres (incluso inconscientemente) y eso nos puede llevar fácilmente al otro extremo. Y también es importante tener en cuenta el contexto sociocultural en el que se desenvuelve la persona. ¿Sería capaz de casar a mi hija con diez años si fuera una mujer india analfabeta presa de la más terrible pobreza y con cinco bocas más que alimentar? Pues posiblemente sí.

Con esto tampoco pretendo justificar prácticas extremistas, abusivas o que directamente se consideran delictivas en una sociedad occidental. Afortunadamente creo que muy poca gente en el mundo está a favor de cualquier abuso o maltrato hacia los niños. Hay muchas formas de tratar a los niños con las que tampoco estoy de acuerdo pero que algo no me guste no significa que no esté bien, sólo significa que a mí no me gusta. Incluso me puede parecer horrible o directamente despreciable pero no deja de ser mi opinión. Tener siempre la razón es una responsabilidad muy grande para la que no estoy preparada.

La postura que yo he adoptado es no dar pie a ofrecer explicaciones y soy bastante impermeable a este tipo de presiones. Cada uno tiene su opinión sobre las cosas, y la diversidad es muy sana, pero otra cosa muy distinta es permitir que nos juzguen. Tampoco me gustaría ser perfecta, es demasiado aburrido y artificial, y para aprender hay que equivocarse. El hecho de perder el control y sentirme desbordada a veces me recuerda que soy humana.

Desconozco si soy buena o mala madre, sólo se que soy la mejor madre que puedo ser para mis hijos, y no voy a entrar en una discusión estéril que sólo sirve para desviar la atención de lo que más nos debería importar: las necesidades de nuestros hijos. Cada padre y cada hijo son distintos y tienen necesidades distintas. Yo no pretendo hacer cambiar a nadie de idea ni mucho menos cambiar el mundo. Personalmente, con mantener la salud mental y sobrevivir a la crianza de mis hijos me conformo.

Así que desde aquí os invito a vivir vuestra maternidad con total libertad y sin ningún tipo de complejos, condicionamientos o presiones externas que no aportan nada e impiden disfrutarla. Y este cambio tiene que venir de nosotras mismas, porque la sociedad no va a cambiar y menos de un día para otro. La crianza de los hijos es una tarea personalísima y estamos en nuestro derecho de exigir respeto hacia las decisiones que adoptamos. ¡Viva la libertad de las madres! Porque la libertad de escoger la forma de criar a nuestros hijos, así como la libertad de equivocarnos, es sólo nuestra.

 

PS. Por si algún papá de los que anda por aquí me malinterpreta, aclaro de antemano que en ningún modo estoy insinuando que sólo las madres tengamos la potestad exclusiva de decidir el tipo de crianza que escogemos para nuestros hijos. Ya hablé en otra ocasión de la importancia de los padres en la crianza de los hijos. Lo único que pretendo con este post es que las madres dejemos de sufrir por lo que piensan de nosotros. Y si algún papá está también en esa situación, por supuesto que debe sentirse libre también. Porque no ofende quien quiere sino quien puede.

 

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Sobre la autora Somos Multiples

Madre de mellizos prematuros que un día decidió abrir un blog para compartir su (in)experiencia personal con otras madres. Administradora de Somos Múltiples y de la tienda para gemelos y mellizos Tot A Lot. Adicta a las redes sociales. Más info en la sección Autores.

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Categoría: Maternidad

Comentarios (14)

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  1. Genial, yo me limitaba a decir al principio ante los se aconstumbra y demas que había decidido ofrecerle una crianza con apego. Escribí hasta un post. Yo tampoco me meto en como cría nadie a sus hijos…así qué me molesta cuando lo hacen y la verdad es que las críticas te hacen daño, y mira q tengo claro que soy una buena madre y mis principios…pero aún así… Genial post 😉

  2. Como digo siempre los padres criamos como queremos y podemos, y hay que respetar las opciones de crianza de cada uno.

    Como dice Jo Frost en su libro «ya eres mama», como madre siempre tendras la razon sobre lo que concierne a tus hijos y lo que hagas sera lo mejor para ellos.

  3. Luz dice:

    Cuánta razón tienes!
    Este verano, hablaba con un familiar que es pediatra y que me animaba mucho a seguir con el pecho con mi bebé que tenía entonces 4 meses (ante las presiones familiares de que «se queda con hambre,se te está acabando la leche y por eso pide cada 2 horas». El me decía, con toda su buena intención que era una buena madre por tomarme la lactancia tan en serio, por no dejarme influir por las opiniones de los demás. Y yo le contesté que con mis hijos gemelos también fui igual de buena madre, aunque sólo tomaron biberón. Lo que me han enseñado mis tres hijos (y me siguen enseñando cada día) es que se hace lo que se puede…Y que hagas lo que hagas, siempre habrá alguien que te critique (y también que te apoye!). Y que si estás convencida de que lo que haces es lo correcto para tí, para tu pareja y para tus hijos, la gente deja de criticarte (por eso llevo 9 meses de lactancia, trabajando fuera de casa, y ya no me preguntan hasta cuándo voy a seguir dando el pecho).
    Muchas gracias por la reflexión.

  4. LadyA dice:

    Yo todavía no entiendo el problema de usar etiquetas… No se, me parece normal buscar la forma de hablar de determinadas cosas sin tener que dar una explicación de media hora sobre lo que quiere decir un tipo de crianza u otra…

    Tal vez crianza con apego sea un término desafortunado, pero igual pasa si utilizas crianza respetuosa… El problema es que hay quien siempre se ofenderá por lo que sea, es imposible que las cosas sean a gusto de todos…

  5. Brutalmente bueno el texto, directa a mi lista de recomendaciones blogueras para cuando hablre de crianza, me ha encantado como lo has explicado en serio, genial, te diré algo me has hecho relajar en algunos sentimientos que tengo.

    Gracias

  6. Mamá Robinson dice:

    Totalmente de acuerdo. No puedo añadir nada más. Di algo me ha enseñado la maternidad es a no juzgar a nadie, cada uno educa cómo quiere o puede. Todos tenemos opinión pero nadie tiene la verdad absoluta. Siempre digo lo mismo que tu, tantas formas de criar como familias. Gracias me ha encantado!

  7. Roberto @rcamvc dice:

    Estoy de acuerdo. Cada uno cría a sus hijos de la mejor manera que cree. No creo que hayan padres perfectos, pero si que la gran mayoría intentamos hacer lo mejor para nuestros hijos. Y si critican, que critiquen…

  8. Si tuviera que puntuar tus posts, éste seguro que estaba en el top ten. Y es que es algo que no sé si es cultural, o que simplemente la gente se aburre, o qué sé yo, pero qué razón tienes. En mi caso, tengo bastante carácter, bueno, mucho muchísimo, para qué engañarnos. Y la gente de mi alrededor se corta bastante al decirme cosas sobre cómo crío a mis niñas. Por otro lado, yo que siempre he tenido este carácter, y he discutido mucho con mis tías toda mi vida, ahora que soy madre no hcen más que echarme flores… igual es que les doy mucho miedito con mis reacciones, ja, ja, ja!!! Pero a mi alrededor he visto criticar a madres y a veces hasta lo he pasado mal, porque las pobres estaban agobiadas… Al caso, que cada una hace lo que puede, como puede y como quiere. Como cree que mejor les irá a sus hijos. Siempre que se haga con todo el amor del mundo estará bien hecho. Una de las cosas que sí que tengo clara es que no pasará un sólo día que no bese y abrace a mis hijas sin parar!!!

  9. El post que siempre quise escribir y no sabía cómo. Has puesto palabras a mis ideas. Te leía y era como si yo le estuviera explicando a alguien lo que pienso..Gracias infinitas.. no podria estar más de acuerdo en todo, al 100%. Justamente el otro día lo hablábamos dos mamás de gemelas y yo (reina bruja e invasion twin) y concordamos que cada madre hace lo mejor que sabe y puede para sus hijos, que cada familia y niño es un mundo y se ha de ajustar a sus necesidades concretas. Juzgar? Nunca.
    Un beso y por cierto, flipante cambio de look. 🙂

  10. Ma de trillis dice:

    El arte de ser madre, es una obra que siempre tendra criticas, buenas y malas, lo importante es que cada una se sienta feliz con lo que esta haciendo y como lo esta haciendo, finalmente a los que realmente tenemos que convencer de que nuestro metodo es el mejor es a nuestros propios hijos, porque todo lo que se hace es para ellos y por ellos, el resto siempre tendra lgo que decir, pero no importa porque no queremos ser nominadas a ningun premio nobel….asi que adelante, viva la libertad de las madres!

  11. Yo también escribí un post sobre el tema de las etiquetas… Crianza sin complejos: http://www.lacasitadealgodonales.com/blog/?p=342

  12. Muy pero muy bueno este post! Mucha claridad y contenido para escribir sobre el tema

  13. maquima dice:

    A también me han gustado muchísimo tus reflexiones, has puesto palabras a cosas que yo ando pensando desde que hace algo más de 10 años nació mi hijo mayor. En foros de crianza acostumbraban a arremeter sobre prácticas parentales cuando no estaban de acuerdo, pero yo siempre soy partidaria de entender todas las posturas. Y aunque pensando siempre en el bienestar de los niños, me he ido dado cuenta de que los padres y las madres necesitan sobre todo hablar y compartir experiencias, pero desde la seguridad que da no ser juzgados.

    Y cuando nos vamos a un extremo es precisamente lo que hacemos: juzgar al otro, con lo fácil que sería intentar entender, e intentar que el otro se sienta mejor, que es justamente lo que necesitan los niños. Padres que (parafraseando el título de la entrevista que le hacen a Juan Pedro) quizás no sean perfectos, pero tengan la capacidad de ser felices: http://kissandcakes.wordpress.com/2014/03/29/los-hijos-no-quieren-padres-perfectos-quieren-padres-felices/comment-page-1/#comment-83

    Enfin, que me ha encantado tu enfoque, y estoy de acuerdo al 100%. Y sí, ya es hora de desterrar etiquetas, porque nos encasillan y nos quitan libertad.

    Abrazos.

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