¡Quien tiene un hermano tiene un tesoro!
Una de las principales desventajas de tener un hermano gemelo, mellizo o trillizo es que te ves obligado a compartir la atención de tus padres desde el mismo día de tu nacimiento. Esto a algunos padres les hace sentir apenados.
Por eso en este artículo yo quiero darle la vuelta a este argumento y hablar de la otra cara de la moneda; de los beneficios de tener hermanos y de la inmensa suerte que supone tener un hermano de la misma edad.
Algunos recuerdos de mi infancia junto a mis hermanos
Soy la pequeña de tres hermanos; una chica y un chico (el mayor). Cuando era pequeña siempre me hacían la típica pregunta “¿A quién quieres más, a mamá o a papá?”. Y yo siempre contestaba lo mismo; “A ninguno de los dos, a quien más quiero en el mundo es a mis hermanos”.
Todos los viernes me quedaba dormida en el sofá a propósito mientras veía una película con mis padres. Cuando mi hermano mayor llegaba de salir con sus amigos, me llevaba en brazos a la cama y me arropaba. Ese ritual semanal duró varios años, hasta que mi hermano decidió que yo ya pesaba demasiado (¡Y qué disgusto me llevé entonces!).
Recuerdo con cariño esas tardes de verano en las que mi hermana, a petición mía, pasaba horas y horas recogiéndome pacientemente el pelo en diminutas trenzas. Y aún guardo, en algún lugar de la casa de mis padres, todas las cartas que me escribía cada semana, sin fallar ni una, durante esos años en que estuvo estudiando fuera de España. ¡Todas las tardes al volver del colegio me iba corriendo ilusionada al buzón!
Al ser la hermana pequeña (con diferencia) reconozco siempre me han tenido muy mimada, pero también tiene sus desventajas. Como aquella noche que mis hermanos hicieron una apuesta para ver cuanto podía comer yo, y me estuvieron alimentando sin parar hasta las 2 de la mañana. Cuando llegaron mis padres yo no podía dejar de vomitar, pero en ningún momento se me pasó por la cabeza contarles la verdad sobre lo que había ocurrido. ¡A los hermanos hay que encubrirlos siempre!
También recuerdo a un pretendiente que vino a recogerme a casa, cuando tenía unos 12 años, y que huyó despavorido después de que mis hermanos mayores le sometiesen a un duro interrogatorio acerca de sus intenciones conmigo. En ese momento me juré a mí misma que no les perdonaría nunca.
Yo me vengaba de estas pequeñas cosas a mi manera. Por ejemplo, durante meses estuve robándole a mi hermano sus ahorros, después de agujerear con un abrelatas la parte inferior de su hucha de hojalata (no se dio cuenta hasta que un día decidió levantarla). Otra vez, después de una bronca, le estropeé a mi hermana un trabajo para la Universidad pintarrajeándolo entero.
Durante años mi hermano estuvo aguantando, estoicamente y sin delatarme, sucesivas broncas por parte de mis padres, quienes le acusaban de robar tabaco, ¡Pero la que fumaba era yo!
Ha habido momentos en los que hemos conspirado unos contra otros, aunque nuestra diversión favorita ha sido siempre conspirar contra nuestros padres a través de travesuras inverosímiles y alguna otra broma pesada.
Una vez que salieron a cenar se nos ocurrió convertir su dormitorio en una playa, sacando todos sus muebles al jardín y sustituyéndolos por tumbonas, sombrillas, colchonetas y ¡Hasta arena! Nuestra obra de arte quedó tan lograda que mi padre en vez de enfadarse (que era lo previsible), alabó nuestra creatividad y se dedicó a hacer fotos.
Otra vez mi padre intentó tirarme a traición a la piscina, y al no conseguirlo, le acabamos tirando en la piscina a él, con el traje de trabajo puesto, los zapatos, las llaves del coche, la cartera… ¡A quién se le ocurre meterse con nosotros!
Alguna de nuestras travesuras incluso ha acabado en el hospital, como aquella vez que le desmontamos a mi madre el cojín de la silla, aprovechando que había ido a buscar el segundo plato. Con lo que no contábamos es que mi madre está muy delgada, tanto que se coló por el hueco y acabó en el suelo con una lesión en la clavícula.
Ahora ya entendéis por qué mis mellizos son tan traviesos, ¿Verdad? Debe ser que en mi familia llevamos algo en los genes que nos hace ser bastante puñeteros, y ahora me toca pagar mi penitencia 🙂
Por supuesto que nuestra relación no siempre ha sido idílica, ni mucho menos. Según la época les he querido, les he odiado, les he envidiado, hemos peleado y hasta en ocasiones hemos dejado de hablarnos alguna temporada. Pero lo que siempre he tenido claro es que los hermanos siempre están ahí.
Un hermano es el mejor regalo que te pueden hacer tus padres en esta vida. Mis mejores recuerdos de la infancia están ineludiblemente unidos a ellos, por eso creo que nuestros hijos son inmensamente afortunados por venir a este mundo acompañados. ¡Quien tiene un hermano tiene un tesoro!
Estudios sobre los beneficios de tener hermanos
“Desde el momento en que nacen, nuestros hermanos son nuestros colaboradores y nuestros conspiradores, nuestros modelos de conducta y nuestras historias aleccionadoras. Nos reprenden, nos protegen, nos provocan, nos atormentan, son nuestros compañeros de juego, nuestros consejeros y nuestras fuentes de envidia y de orgullo. Nos enseñan como resolver conflictos y cómo no hacerlo; cómo gestionar una relación de amistad y cuando es mejor apartarse. Las hermanas enseñan a los hermanos los misterios del sexo femenino; y los hermanos le enseñan a sus hermanas los misterios del sexo masculino.
Comparativamente, nuestros cónyuges llegan tarde nuestra vida; y nuestros padres algún día nos abandonarán. Por tanto, es posible que nuestros hermanos sean los únicos que reúnen los requisitos para ser considerados nuestros compañeros de vida. En palabras de la socióloga familiar de la Universidad de California, Katherine Conger, “nuestros hermanos están con nosotros durante todo el camino”.
Fuente: The new Science of Sibilings. Revista Time.
Según un estudio publicado por la Universidad Penn State, a la edad de 11 años hemos pasado el 33% de nuestro tiempo libre junto a nuestros hermanos, lo que supone mucho más tiempo del que pasamos junto a los profesores, amigos, nuestros padres e incluso con nosotros mismos a solas.
Distintas investigaciones científicas hacen hincapié en los beneficios que supone tener hermanos y la fuerte influencia que tienen en el desarrollo de nuestra personalidad.
Por ejemplo, según un estudio de la Universidad de Brigham Young, tener un hermano no sólo protege contra sentimientos negativos como la soledad, el egoismo y los miedos, sino que incluso puede llegar a tener un efecto antidepresivo. Es más, según ese mismo estudio la influencia de nuestros hermanos puede ser mayor que la de nuestros propios padres.
“Los hermanos nos influyen tanto como los genes y el entorno. Su amor o la hostilidad con ellos intervienen en la estructuración psíquica de una persona y de sus relaciones sociales. Son lazos más duraderos e intensos incluso que los que nos unen a los padres. “Al menos, diferentes y más cambiantes”, explica Sergio Moreno Ríos, profesor de Psicología Evolutiva de la Universidad de Granada. “Es un vínculo que se desarrolla alternando polos de rivalidad y solidaridad, con estancamientos en uno de ellos en distintos periodos.”
Fuente: Así te influye un hermano. Revista Quo.
Otra investigación realizada por el Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona concluyó que las personas con un mayor número hermanos presentan un índice de ansiedad en la vida adulta por debajo de la media y una capacidad mayor para reaccionar frente a situaciones adversas.
¿Y qué pasa con las peleas? Los expertos calculan que los hermanos más pequeños pueden llegar a pelearse incluso 8 veces en una hora. Esas típicas peleas, además de suponer un incordio para los padres, nos enseñan a resolver conflictos y a expresar nuestras emociones por lo que suponen un valioso aprendizaje para nuestra vida futura.
La relación entre hermanos de distinto sexo
A veces leo que algunas mamás de mellizos de distinto sexo expresan su pena porque creen que si fueran del mismo sexo acabaría estando más unidos y tendrían más cosas en común. De hecho, creo que es una creencia generalizada con la que no estoy nada de acuerdo.
Evidentemente cada caso es un mundo, pero en mi opinión lo que determina la relación entre hermanos, más que el sexo, es una cuestión de afinidad.
No puedo ocultar que tengo especial debilidad por mi hermano mayor. Cuando me preguntaban con quien me iba a casar de mayor, siempre decía que con mi hermano.
Cuando tenía miedo por las noches siempre intentaba meterme en su cama, y como casi siempre me echaba, cogía mi colchón y lo arrastraba hasta su cuarto para dormir a los pies de su cama. Su penitencia por no querer dormir conmigo era pasar toda la noche con la mano colgando hacia el suelo y sosteniendo la mía.
Cuando me dejó mi primer novio no llamé a mi mejor amiga para contárselo, sino que cogí el teléfono y llamé a mi hermano (creo que me pasé más de dos horas llorando sin parar…).
Me pasé toda la adolescencia volviéndole loco con mis problemas con el sexo opuesto tratando de desentrañar el misterioso mundo de los hombres. Mi primer día de instituto, nerviosa perdida, quise que fuese mi hermano quien me llevase a clase porque me infundía confianza. Y la última noche antes se casarse mi hermano la pasamos juntos tratando de mantener sus nervios bajo control mientras saqueábamos sin piedad el minibar de la habitación.
Más de 25 años después conservo su camiseta del ejército (de cuando hizo el servicio militar) y duermo con ella. Me encantaba verme con esa camiseta puesta durante el embarazo, era como un nexo de unión entre mi vida infantil y mi vida adulta, y pensaba que ojalá que mis mellizos tengan una relación tan bonita como la que tenemos nosotros.
Por supuesto, con mi hermana también me llevo muy bien, y tengo una infinidad de anécdotas que contar con ella también, pero lo que quería haceros ver es que los hermanos de distinto sexo también pueden estar muy unidos. No debéis pensar que por que sean del mismo sexo se van a querer menos, o les va a faltar algo en su relación, porque no tiene por qué ser así.
Por otro lado, y a modo de curiosidad, no puedo dejar de citar el estudio conducido en 1983 por William Ickes, que puso de relevancia que las personas que tienen hermanos de distinto sexo, tienen una mayor facilidad para relacionarse con el sexo opuesto y un mayor éxito en sus conquistas románticas. Un estudio realizado en 2010 por la Universidad de Texas arrojaba resultados similares.
Hace poco tiempo leí también (no recuerdo donde) que, en el caso de los mellizos de distinto sexo, la hermanita tiende a actuar como una pequeña madre protectora con su hermano. Este punto de momento no he podido comprobarlo, ya que bastante tiene mi hija con defenderse a si misma de su hermano.
A veces les miro y no puedo evitar envidiarles. Si tener un hermano es tan divertido, no me puedo imaginar como debe ser tener un hermano exactamente de la misma edad. Puede que no podamos prestarles toda la atención individualizada que nos gustaría, pero la vida les ha dado un gran regalo para compensarles: Un compañero de viaje que estará a su lado toda la vida, para compartir sus risas y secar sus lágrimas. Nuestros hijos nunca estarán solos y esa es la mayor suerte que se puede tener.
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Categoría: Infancia
Que verdad has dicho! Quién tiene un hermano tiene un tesoro..eso dice siempre mi marido..cierto! Me encanta el post. Muchas muchas gracias por esa foto! desconocía totalmente que tus peques habían usado nuestro modelo classic ;O) Este post es digno de comprartir..lo tengo en cuenta para facebook! MUACS
Me encantó tu abordaje de este tema, justo la semana pasada lo tocamos en nuestro blog de ahí que lo hayamos titulado la multiplicación del amor. Muy bueno tú punto de partida en positivo (hablando de las ventajas) desde el desarrollo de tu perspectiva a las divertidas anecdotas con hnos, muy completo siempre lo tuyo!!! Como siempre un placer leerte!!Beso enorme
Es que vaya prendas que estabais hechos.. luego no te quejes de que tus mellizos destrocen la casa 😉
Cuanta razón hay en tus palabras.. De hecho si de algo nos alegramos nosotros es precisamente de que nuestras mellizas siempre estarán acompañadas, siempre tendrán con quien jugar, siempre se tendrán la una a la otra, siempre estarán juntas. Es una de las respuestas que les doy a esos padres que nos miran «raro» y nos dicen «qué horror, dos a la vez..» Si señores, dos a la vez que siempre se harán compañía y tendrán con quien contar.
Tener una hermana es algo muy grande y a veces, por circunstancias de la vida, no te das cuenta hasta que la has perdido.