Tácticas militares para sobrevivir a los (terribles) dos años de mis mellizos

Si algo tengo claro a estas alturas sobre los terribles dos años de mis mellizos es que no merece la pena rebelarse contra ello ni lamentarse, porque es absolutamente inútil. Se trata de un virus global, una pandemia insidiosa que ha afectado en mayor o menor medida a todos los padres del mundo a lo largo de la historia.

La buena noticia es que, según me cuentan padres más experimentados que yo, se trata de algo pasajero. Y la mayoría sobrevive a ello. La mala noticia es que nadie es capaz de aventurar cuanto durará, por lo que a este estrés permanente se suma una incertidumbre inquietante. ¿Podré resistirlo?

 

Objetivo: Sobrevivir

En vista de la situación he decidido concentrarme en un objetivo único, aunque bastante ambicioso en sí mismo: Sobrevivir. Se trata de resistir con la máxima dignidad posible y la mínima cantidad de daños hacia nuestra salud mental y estabilidad familiar.

Todo empezó hace unos meses, cuando mis mellizos comenzaron a adoptar la oposición sistemática por bandera. Sin ninguna duda nos encontramos atravesando la etapa popularmente conocida como la “fase del no”. Cualquier desacuerdo, por pequeño que este sea, se convierte en un potencial tsunami de proporciones inciertas. Es como andar permanentemente sobre un campo minado, basta un paso en falso para que todo salte por los aires.

Tristemente, muchos días nuestra vida se convierte batalla continua, por lo que echando mano de un poco de humor, bastante ironía y algo de mala leche, he decidido buscar la respuesta a nuestros problemas estudiando las tácticas y estrategias de los grandes líderes militares de todos los tiempos. Si ellos pudieron conquistar ciudades enteras e incluso derribar imperios, ¿Cómo no voy yo a salir victoriosa de este pequeño gran reto?

 

¡Esto es la guerra!

Quizá la comparación os parezca algo desproporcionada pero así es como me siento. Últimamente estoy agotada psicológica y físicamente ya desde que me despierto. Es como si en vez de coger fuerzas durante la noche, me las robaran mientras duermo. En cuanto oigo una voz más alta que otra me pongo tensa como un alambre y mi paciencia brilla por su ausencia.

¿Seguís creyendo que exagero? Pues veamos como define la Real Academia de la Lengua Española el término guerra:

“1. Desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias.

2. Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación.

3. Pugna (entre personas).

4. Lucha o combate, aunque sea en sentido moral.

5. Oposición de una cosa con otra.”

En vista de lo anterior me siento plenamente legitimada para afirmar que en mi casa estamos en guerra. El rompimiento de la paz, la lucha sin tregua entre dos potencias antagónicas, combates morales… Todo eso lo estoy viviendo a diario.

¿Sus armas? La insistencia inquebrantable, la alianza mutua, una capacidad torácica digna de la mejor soprano y una habilidad infinita para ignorar órdenes y generar un caos continuo.

¿Las mías? Una mayor experiencia en gestión de conflictos, una presunta madurez que me otorga la capacidad de mantener la calma en situaciones adversas y la firme convicción de que todo esto habrá pasado antes de que me de cuenta (aunque ahora mismo me parezca eterno).

Pero de nada sirven las armas si no disponemos de una estrategia para saber como utilizarlas. Y de eso precisamente es de lo que os voy a hablar en el apartado siguiente apoyándome fundamentalmente en los brillantes textos de uno de los mejores manuales de estrategia militar de todos los tiempos: El Arte de la Guerra del general chino Sun Tzu, una obra intemporal escrita hace dos mil quinientos años, cuyo cimientos descansan sobre las siguientes máximas:

«Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.»

 

Estrategias y tácticas contra los terribles dos años

Estrategia 1: Conócete a tí mismo y conoce al adversario

“Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.” Sun Tzu.

El primer paso es evaluar en detalle al adversario y, sobre todo, identificar sus puntos débiles.

A esta edad el adversario es cambiante y está inmerso en un pensamiento egocéntrico como diría el psicólogo Piaget, lo que significa que el niño únicamente entiende el mundo desde su perspectiva.  Esto se traduce en una necesidad de ejercitar constantemente nuestra capacidad de comprensión e improvisación para equilibrar la situación.

Además existe una evidente inferioridad numérica. ¡Pero es que encima ellos ostentan una forma física mucho mejor que la mía! No en vano yo estoy llena de taras producto de los años y ellos tienen un cuerpo nuevecito y recién estrenado.

Y esto por no hablar del intenso entrenamiento físico al que se someten a diario, lo que hace que sus capacidades motoras vayan mejorando ostensiblemente día tras día, mientras que las mías se deterioran inexorablemente.

En cuanto a las debilidades del adversario podemos destacar las galletas de chocolate, la adicción al chupete,  la serie de la Casa de Mickey Mouse, los animales de cualquier raza y tamaño, la música y los correpasillos.

Tácticas: Se aprecia un claro desequilibrio de fuerzas. Tenemos que ser conscientes de nuestras limitaciones y no propiciar conflictos innecesarios. Esto es lo que comúnmente se denomina “no entrar al trapo”.

«La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario.» (Sun Tzu)

¿Recordáis el caso del Caballo de Troya? Pues de eso mismo se trata, de engatusar al adversario con una concesión poco valiosa para obtener un beneficio mucho mayor a nuestro favor. Ceder un centímetro para avanzar un metro. Nuestra paz mental no tiene precio.

Así pues, limitemos el uso de la palabra “no” únicamente a aquellos casos en los que corra peligro su integridad física y/o la de terceros. En los supuestos restantes echaremos mano del ingenio para utilizar maniobras de distracción de comprobada efectividad.

«Si tus fuerzas son inferiores, manténte continuamente en guardia, pues el más pequeño fallo te acarrearía las peores consecuencias. Trata de mantenerte al abrigo y evita en lo posible un enfrentamiento abierto con él; la prudencia y la firmeza de un pequeño número de personas pueden llegar a cansar y a dominar incluso a numerosos ejércitos«. Sun Tzu.

Para evaluar la efectividad de las maniobras de distracción no he encontrado otra opción mejor que aplicar la metodología de ensayo y error. Si ellos son incansables, ¡Nosotros no podemos serlo menos! Este será el mantra principal de nuestra campaña militar, repetid conmigo:

«La victoria pertenece a quien persevera más« (Napoleón Bonaparte)

 

Estrategia 2: Un liderazgo basado en la autoridad, y no en el poder

«El mando ha de tener como cualidades: sabiduría, sinceridad, benevolencia, coraje y disciplina». Sun Tzu.

Recuerdo cuando en las clases de Derecho Romano nos explicaron la diferencia entre auctoritas y potestas. Así, el poder sería la capacidad de liderazgo formal o fácticamente reconocida, y se basa en un principio jerárquico y en la capacidad coercitiva o de otorgar privilegios.

En contraposición a lo anterior, la autoridad haría referencia a la capacidad moral de liderazgo, un reconocimiento que emana directamente del grupo en base a las cualidades personales y méritos del líder, y a través de la percepción de que éste únicamente busca el bien común.

Tácticas: Es evidente que hay que marcar algunos límites pero de nada sirve imponerse a la fuerza. Se trata de ser reconocido como líder de forma natural, convencerles para que nos obedezcan en vez de obligarles a obedecer. Es complicado, muchísimo, y seguramente nos llevará tiempo lograrlo (quizá toda la vida), pero cualquier tipo de violencia verbal o física menoscabará nuestra autoridad frente a ellos.

El cariño, la justicia y la templanza con la que tratemos a nuestros hijos cuando menos lo merezcan imprimirá la diferencia en sus pequeñas cabecitas.

 

Estrategia 3: Un buen líder siempre debe dar ejemplo

«Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse con los que se agitan.» Sun Tzu.

«Combatirse a sí mismo es la guerra más difícil» (Proverbio anónimo)

Hay que mantener la calma pase lo que pase. Tenemos que permanecer estoicos, imperturbables, no dejar translucir ni la más mínima agitación. Reconozco que es todo un reto pero tenemos un montón de meses (y conflictos) por delante para ir mejorando nuestras habilidades.

Es obvio que muchas veces al día no podremos evitar ponernos histéricos, pero el adversario no debe notar nuestra pérdida de control. Ya se sabe que un vacío de poder demasiado evidente a lo único que conduce es a un golpe de Estado.

«El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad«. Sun Tzu.

Tácticas: Cuando no puedas más sal a la calle a tomar el aire. Coge una almohada o un cojín, dale una buena paliza, póntela contra la boca y grita hasta quedarte afónica. Coge una revista de bebés y haz trizas con saña todas esas fotos de familias ideales de la muerte. Abre un blog para desahogarte. Ve a darte un masaje. Haz deporte para quemar el estrés.

Haz lo que sea menos demostrar que su mal comportamiento te afecta y te desestabiliza. Poco a poco irán comprendiendo que su técnica no es efectiva y acabarán tirando la toalla.

 

Estrategia 4: Una retirada a tiempo es una victoria

«Es mejor y más seguro una paz cierta que una victoria esperada». Tito Livio.

Elije bien las batallas en las que participas. No hay que propiciar batallas que sepamos de antemano que no podremos ganar, y si participamos en todas las batallas que surjan nos quedaremos rápidamente sin fuerzas ni recursos. Evita los conflictos innecesarios, anticípate, analiza los riesgos y si la situación es inevitable busca la forma de anticiparte a lo que ya sabes que va a ocurrir.

 «Si tus soldados, tus fuerzas, tu estrategia y tu valor son menores que las de tu adversario, entonces debes retirarte y buscar una salida. (…) Triunfan aquellos que saben cuándo luchar y cuándo no». (Sun Tzu)

Tengamos presente la filosofía militar de Gengis Kan. Una de las tácticas más frecuentemente utilizadas por los mongoles fue la retirada fingida. En medio de la batalla, una o más unidades mongolas se retiraban repentinamente, dando a su rival una falsa confianza.

Ellos pensarán que han ganado pero no; hemos ganado nosotros al no conducirnos de forma suicida hacia una derrota segura y quedar en un completo ridículo maternal.

Tácticas: Nuestra hoja de ruta debe estar exenta de objetivos inalcanzables y desproporcionados para su edad como pretender que unos mellizos de dos años permanezcan tranquilamente sentados durante una comida de dos horas, o dejarles a mano un IPAD y pretender que no lo toquen. Las utopías son sólo eso, utopías, cosas bonitas que estaría bien que ocurriesen pero que sólo existen en nuestra imaginación. Algún día podremos comer tranquilos y dejar las cosas en donde nos resulte más cómodo, pero ese momento aún no ha llegado.

«Cuando las órdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo». Sun Tzu.

Y también hay que saber ceder de vez en cuando. Dejemos que nuestros hijos tomen sus propias decisiones en esas pequeñas cosas tan importantes para ellos y tan poco relevantes para nosotros en la práctica. Que la niña no quiere hacerse coletas, pues que vaya con el pelo suelto. Que el niño hoy no tiene hambre, pues ya comerá mañana. En realidad, ¿Qué más da? Se trata de separar el grano de la paja e identificar con éxito lo verdaderamente importante. El éxito de nuestra campaña dependerá de nuestro buen criterio al respecto.

 

Estrategia 5: El terreno de batalla es decisivo para nuestra supervivencia

«Algunos terrenos son fáciles, otros difíciles, algunos neutros, otros estrechos, accidentados o abiertos. (…) Si obtienes la ventaja del terreno, puedes vencer a los adversarios, incluso con tropas ligeras y débiles (…) Cada ruta debe ser estudiada para que sea la mejor. (…) Toma posiciones desde las que sea fácil maniobrar (…) Sólo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar y guerrear.»

Es más importante disponer de un terreno favorable que tener buenas oportunidades. El terreno es crucial para nuestras posibilidades de supervivencia. Todos conocemos las dificultades que plantea desplazarse con múltiples, sobre todo en términos de accesibilidad. Así que estudia cuidadosamente el terreno de antemano y selecciona siempre el terreno más favorable para tí.

Tácticas: Busca lugares en los que te sea fácil maniobrar si vas a llevar el carro gemelar. Si vas a un parque, escoge uno que sólo tenga una salida para evitar estresarte más de lo necesario impidiendo que se escapen. Si tus múltiples se resisten a darte la mano por la calle, busca aceras anchas y zonas peatonales para minimizar el peligro. Si quieres ir a tomar algo, escoge una mesa lo más apartada posible de los demás comensales y asegúrate de que haya algún entretenimiento cerca para que se distraigan y se cansen, como un parque de bolas o un castillo hinchable.

Y, sobre todo, nunca comiences una batalla en un terreno claramente desfavorable como por ejemplo un supermercado o una juguetería. O, mejor aún, nunca te introduzcas en un terreno desfavorable si puedes evitarlo. Y siempre ten presente donde está la salida más cercana y si la cosa se pone fea, no dudes en utilizarla cuanto antes. Todos nos equivocamos y muchas veces se aprende más de los fracasos que de los aciertos.

 

Estrategia 6: Divide y vencerás

«Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas. Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. (…) Dividir y volver a hacer combinaciones de tropas se hace para confundir al adversario y observar cómo reacciona frente a ti; de esta manera puedes adaptarte para obtener la victoria.» Sun Tzu.

Esta máxima atribuida al general romano Julio César refleja uno de los problemas más típicos de los padres múltiples, el hecho de que nuestros hijos hacen piña contra nosotros. La unión hace la fuerza… ¡Y ellos lo saben!

Tácticas: Emprende actividades con ellos por separado para colmar su necesidad de atención exclusiva.

Utiliza descaradamente al gemelo más tranquilo en tu beneficio, antes de que se altere y decida unirse a su hermano. Por ejemplo, cuando uno de mis hijos se niega a comer le entrego la cuchara al otro para que le alimente, ¡Y casi siempre funciona!

Si están en plena rabieta gemelar y no puedes con ellos juntos, sepárales físicamente e intenta ir calmando uno a uno por separado (si estáis dos personas que cada uno se ocupe de calmar a un niño pero en distintas habitaciones). Esta estrategia es especialmente útil en caso de peleas entre varios niños.

Nunca les encargues la misma tarea a todos porque entonces no lo hará ninguno. La responsabilidad de nuestros actos se diluye cuando hay varias personas presentes porque nadie se da por aludido (esto se aprecia claramente después de una reunión de trabajo).

Y asume con resignación que ellos siempre tendrán un vínculo especial, probablemente mucho más fuerte del que tienen hacia vosotros.

 

Espero que os hayan servido estos consejos o que al menos hayáis pasado un buen rato leyendo este post. Otro día hablaremos en mayor detalle sobre cómo llevar estas estrategias a la práctica. De momento me encantaría que compartieseis conmigo vuestras estrategias para sobrevivir a los terribles dos años.

¡En una campaña militar tan cruenta y prolongada todas las ideas son pocas!

 

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Categoría: Humor, Rabietas