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Recuerdos dolorosos del parto de mis mellizos

| 15 octubre, 2013 | 39 Comentarios
Mi hija un par de días después de nacer

Mi hija un par de días después de nacer metida en la incubadora, su hogar durante los dos primeros meses de su vida

Llevamos dos horas en urgencias. Mis mellizos están enfermos, probablemente debido a algún virus que han cogido la guardería. A los médicos les preocupa especialmente mi hija, quien lleva con bastante fiebre una semana casi ininterrumpida.

Mi marido se queda fuera con mi hijo. A mi hija y a mí nos hacen pasar a un área restringida para ponerle un gotero con Nolotil mientras esperamos a que unos análisis de sangre arrojen algo de luz sobre el motivo de su fiebre. Una enfermera me indica con la mano que pase a un box y deje a la niña sobre la cuna para que le vayan cogiendo una vía.

Entonces la veo. Una cuna de hospital fría y austera, con estructura de hierro y paredes transparentes. El miedo a que se quede ingresada y nos tengamos que separar de nuevo, mi hija con cables por el cuerpo y un recipiente de hierro transparente en donde depositar su cuerpecito. Esto ya lo he vivido. Noto como se me revuelve el estómago mientras lucho por apartar de mi mente las imágenes de mi hija recién nacida en la incubadora. No pienso abandonarla allí por segunda vez de ninguna manera.

Le digo a la enfermera que no voy a dejarla sobre la cuna, que la tendré en brazos mientras me coge la vía y así seguiremos durante el tiempo que nos quede. La enfermera asiente comprensiva y comienza a hacer su trabajo con diligencia.

Intento concentrarme en atender a mi hija pero no puedo dejar de mirar esa cuna, esa imagen que me resulta tan amenazante que casi me corta la respiración. Antes de que pueda impedirlo mi mente decide viajar en el tiempo al país de las tinieblas maternales, esa oscura parte de mi cerebro que generalmente consigo mantener cerrada a cal y canto con éxito por el bien de mi salud mental…

 

Me acaban de poner la anestesia epidural y estoy tumbada sobre una camilla en un frío quirófano lleno de gente. Hay al menos 15 personas allí dentro pero, por supuesto, ninguna de esas personas es mi marido. En unos minutos sabremos toda la verdad acerca de mi hija y yo estoy aterrorizada. Por un lado quiero saberlo cuanto antes, por otro lado preferiría seguir embarazada para siempre, instalada en una feliz y cómoda ignorancia.

Un amable anestesista empieza a explicarme como va a ser la cesárea. Le corto el discurso educadamente, o quizá no tan educadamente, pero al menos esa era mi intención inicial.

Doctor, a mi me da igual lo que me haga, ya me han operado varias veces. Soy buena paciente, no os voy a poner problemas y tampoco tengo miedo a los quirófanos. Quien me preocupa es mi hija. Quiero hablar con un Neonatólogo”.

De pronto aparece una chica joven y se presenta ante mí. Es la jefa del equipo de Neonatólogos y me explica que hay cuatro Neonatólogos en el quirófano, dos médicos en exclusiva para atender a cada uno de mis hijos. Todo un lujo. Me señala a los demás neonatólogos y veo que se encuentran justo al lado de un equipo de reanimación.

La miro de arriba abajo varias veces. No me gusta lo que veo. Esa doctora es demasiado joven. Todos son muy jóvenes, o al menos es lo que me parece a mí en ese momento. ¿Estarán realmente preparados para atender a mi hija? ¿Tendrán suficiente experiencia?

Tomo aire y comienzo a contarle toda la historia a la Neonatóloga mientras los demás médicos van preparando mi cuerpo para sacar a mi hijo. Quiero que conozca todos los antecedentes en detalle porque no tengo forma de saber a ciencia cierta si se ha leído los informes previos.

Tiene un CIR severo que ya se vio claramente desde la semana 12. Tuvo un principio de redistribución vascular aunque cesó por si solo. Temo que presente daños neurológicos. Los médicos me dicen que un CIR manifestado de forma tan temprana puede estar asociado a algún tipo de problema cromosómico. No se lo que me voy a encontrar. Llevan desde la semana 20 diciéndome que va a morir. Tengo miedo a que ni siquiera aguante el parto.”

La doctora me escucha atentamente y contesta:

Todo lo que dices es correcto, pero si no se encontró ninguna anomalía en las ecografías morfológicas y en los demás estudios que te han hecho, tampoco tenemos ninguna evidencia de que tenga que ser así. En las pruebas de monitorización fetal antes del parto tampoco hemos encontrado nada anormal. El hecho de realizar una cesárea no supone el esfuerzo que sería para ella un parto vaginal, por eso excluimos desde el principio la opción de inducirte el parto y optamos directamente por una cesárea. Tienes que confiar en que todo va a ir bien.”

Me empieza a gustar esta doctora, aunque sea tan joven. No trata de esquivar ninguna de mis preguntas ni me trata con paternalismo. Me infunde esperanzas pero siempre desde una perspectiva realista. Es evidente que la situación es complicada y fingir lo contrario equivaldría a tratarme como a una idiota. Ella es exactamente la persona que necesitaba tener a mi lado durante el parto y ahora no quiero que se vaya de mi lado por nada del mundo.

Sacan a mi hijo. Está llorando sin parar. Me lo ponen encima de mi cuerpo un momento para que pueda besarle y, sorprendentemente, me coge la nariz con ternura. Miro como se lo llevan y me pregunto cuando volveré a verle.

Vuelvo a la realidad. Ahora le toca a mi hija. De hecho, puedo ver como ya me la están sacando. Se hace un silencio sepulcral. Ya está fuera de mi cuerpo pero no llora ni se mueve, y nadie hace nada al respecto. Todos están en silencio y la cara de la Neonatóloga que me acompaña no revela ninguna pista de lo que está pasando. El tiempo se congela en ese momento y yo me quiero morir del dolor.

Lo sabía, ha nacido muerta. Que aguantara tantas semanas en su estado era demasiado bueno para ser verdad. ¿Por qué no intentan reanimarla? ¿No piensan hacer nada por ella? Conozco casos en los que se han reanimado con éxito a bebés que han nacido muertos. Por lo menos deberían intentarlo, ¿O es que la situación es tan grave que ya no hay nada que hacer?

No tengo ni idea de lo que está pasando pero ahora mismo me temo lo peor. Lo único que se es que hace una hora le latía el corazón, y ahora está inerte y en silencio aún unida a mi cuerpo por ese cordón umbilical procedente de una placenta defectuosa que tanto nos ha hecho sufrir.

Quiero que me digan ya lo que está pasando. No me va a pillar de sorpresa. Llevo meses oyendo que no va a aguantar el embarazo, ya casi me he hecho a la idea.  Cuanto antes me lo confirmen antes lograré encajar el golpe. Quiero saber ahora mismo si soy madre de uno o de dos hijos. Y no quiero que se lleven su cuerpo sin darme la oportunidad de despedirme de ella.

He pensado mucho en ello estas últimas semanas. Aunque nazca muerta quiero ver como es su cara e imaginar como habría sido de mayor. Tengo terror a verla porque no se en qué estado está ni qué aspecto tendrá, pero también estoy segura de que si no me despido de ella en el futuro me arrepentiré. Si no hay nada que hacer por ella, al menos que me dejen abrazarla un rato. Por favor, que no me arrebaten lo poco que queda de mi hija.

Vuelvo a la realidad de nuevo, trago saliva, miro a la Neonatóloga y con un hilo de voz le pregunto: “¿Está muerta, verdad?”.Claro que no”, contesta, “sólo está dormida”. No la creo, se que me está mintiendo y eso me llena de rabia. En ese momento sólo quiero levantarme y pegarla, pegarles a todos, quemar ese maldito quirófano con todos esos médicos insensibles dentro. ¿Cuándo piensan decirme la verdad? ¿No se dan cuenta de que cuando más tarden en hacerlo más voy a sufrir?

De pronto veo algo por el rabillo del ojo que me llama la atención. Es el cuerpo de mi hija. Esa Neonatóloga a la que he prejuzgado tan duramente sólo por su aspecto físico se esfuerza por alzar a mi hija lo suficientemente alto como para que yo vea con claridad como su abdomen se contrae rítmicamente al ritmo de su respiración. Diríase que me ha leído el pensamiento. Con esa voz dulce pero firme que le caracteriza me dice: “Mira, es tu hija. Y como puedes ver incluso respira sola. Es pequeñita pero está muy bien. Dale un beso que nos la tenemos que llevar.”

Pregunto el resultado del test de Apgar de mi hija. Un 7 sobre 10, me contestan. Podría ser mejor pero desde luego no está mal para alguien que debía haberse muerto hace ya varias semanas.

Suspiro aliviada y ya apenas recuerdo nada más. Hay un enfermero super simpático con un pañuelo de colores que no ha dejado de hacer bromas durante el parto para animarme, pero soy incapaz de prestarle la atención que merece. Mi hija ha nacido VIVA. Y no sólo eso, además respira sola. Me siento testigo de un verdadero milagro y ahora sí que me permito a mí misma respirar aliviada después de tantos meses conteniendo la respiración. Incluso me doy el lujo de sonreír.

Me llevan a la unidad de recuperación. Me angustia mucho no poder sentir las piernas. Imagino que es así como se sentirán los paralíticos. ¿Y si me quedara así para siempre? Supongo que eso no es posible, o al menos afortunadamente nunca he oído un caso similar. El tiempo se me hace muy largo y me muero de sed. Me recreo en los recuerdos de mi hijo cogiéndome la nariz y mi hija respirando con normalidad tal y como hacen las personas que están vivas.

Veo entrar a la Neonatóloga que estuvo a mi lado durante el parto. Viene sonriente, y al ver su cara automáticamente todos los músculos de mi cuerpo se relajan. Se que son buenas noticias y estoy deseando oírlas. “Vengo a decirte que tu hija ha salido de la Unidad de Cuidados Intensivos y la llevamos a la Unidad de Cuidados Medios. Como te dije antes es pequeñita, pero por lo demás está muy bien. Sólo hay que esperar a que coja peso.

Me cuesta creer lo que oigo pero a la vez tampoco tengo motivos para dudar de sus palabras a estas alturas. Hace ya muchas horas que esta doctora morena, con gafas, y aparentemente tan joven, se ha ganado mi respeto. Atrás quedan todas mis pesadillas sobre la enterocolitis necrotizante y demás demonios impíos que rondan las UCIs Neonatales.

“¿Lo sabe mi marido?”, le pregunto. ”Claro”, contesta ella, “él ya ha visto a los bebés y está con ellos”. Otra buena noticia, pienso, mis mellizos no están solos.

Mi hija está sana y se encuentra en un lugar seguro y, para celebrarlo, voy a cerrar los ojos un rato y echarme una siesta. Necesito coger fuerzas para empezar mi nueva vida como madre de mellizos. Tengo dos hijos vivos. No uno como la mayoría de las madres recientes, sino DOS. Soy doblemente afortunada. Todo ha salido mil veces mejor de lo que esperaba y estoy deseando tenerlos entre mis brazos y empezar mi nueva vida como madre múltiple.

 

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Sobre la autora Somos Multiples

Madre de mellizos prematuros que un día decidió abrir un blog para compartir su (in)experiencia personal con otras madres. Administradora de Somos Múltiples y de la tienda para gemelos y mellizos Tot A Lot. Adicta a las redes sociales. Más info en la sección Autores.

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Categoría: Bebés prematuros

Comentarios (39)

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  1. Uffff….no sé si voy a ser capaz de leerlo… 🙁

  2. q fuerte pero si lo escribiste tu q eres la madre es con un inmenso amor como tenemos todas x nuestros amores

  3. Mayte Navarro Cabellos léelo que merece la pena. Yo más bien diría que no se sí serás capaz de leerlo sin que se caigan las lágrimas…

  4. Vero Vallejo dice:

    Emocina mucho leer esto, creo q muchas mamis de mellizos tenemos ese mezcla de sentimientos de alegría y miedos al recordar su nacimiento….

  5. Increible relato… eres muy fuerte y valiente, esta descrito cn una emocion increible!! Lo malo ya kedo atras ahora a vivir esta aventura tan maravillosa!!

  6. Me he sentido muy identificada, muy duro la verdad… Pero ya pasó!!

  7. Precioso. Ahora que ya paso todo lo malo nos toca disfrutar de nuestros pequeños tesoros. Que afortunadas somos de ser mamis multiples y que bonito es cuando esas dos personitas, a las que amas por encima de todo, te abrazan y te dicen qud te quieren mucho, o como dicen Guille y Lucas, mis dos solecitos, de aqui a la luna te quiero 😉

  8. Que buena/mala eres. Me dijiste que cogiera pañuelos para leerlo y monos mal que te hice caso… Te pegaría por escribir algo que me ha metido miedo en el cuerpo, pero te abrazaría lo suficientemente fuerte cono para apachurrarte por ser tan valiente para vivirlo y para compartirlo después.

  9. Me alegro de que todo saliera bien!! Aunque el proceso fuera duro! He podido imaginarlo recordando mi cesarea y he podido sentir ese panico… Pero me alegro del final feliz!! Besos y gracias

  10. Ni te imaginas lo identificada que me he sentido con este post. Afortunadamente hoy solo es un mal recuerdo.

  11. Ufff. Todavía estoy con lágrimas en los ojos con tu relato… Después de más de dos años lo compartes con nosotros y te lo agradezco mucho. Es una historia muy dura con un final feliz. Y ahora, cuando piensas que la historia se repite, te mando muchos ánimos y mucha fuerza. Pronto volveréis a estar juntos en casita. Un abrazo.

  12. Cuantos recuerdos han venido a mi mente d mi cesárea. .. la diferencia es q mis mellizos estaban en perfecto estado y en este caso era yo la q corria grave peligro. Una semana en la uci y otra en cardiologia y x fin pude tener a mis niños conmigo.

  13. ENPM dice:

    WOW! Que aflicion todo lo que esta madre ha pasado… Me puso la piel de gallina y casi no respiro… Que tu vida sea más llena aun de alegrias, para toda esa familia. Mi esposa espera por mellizos, un niño y una niña. Que vengan con salud y protegidos también.

  14. Qué angustia al principio y qué alivio al final! Menos mal que todo fue bien..

  15. mirian moreno dice:

    Se me ha encogido el corazón al leerlo. Mi historia se parece a la tuya y todavía se me saltan las lágrimas cuando lo recuerdo. Somos nuy afortunadas de que esten aqui y son un ejemplo, luchadoras natas.

  16. virginia criacrios dice:

    Aquí me tienes llorando como una magdalena, yo me animaré y contaré también mi parto…un día de estos

  17. No he podido evitar emocionarme porque me he sentido muy identificada, sobre todo con el ambiente «quirófano» y el nacimiento de uno de mis repes ya que uno tampoco lloró y pensé lo mismo que tu!
    En breve cumplirán 3 añitos mis dos soles, increíble lo rápido que pasa todo!

  18. Imposible no llorar con.tu relato! me ha llegado muy profundamente, que fortaleza la tuya madre!! Un fuerte abrazo

  19. como pido a Dios,que me de la posibilidad de tanbien poder contar una historia haci,estoy embarazada de gemelos y uno de ellos sufre de mega-vejiga,se lo detectaron en la semana doce,ahora estoy de 18 ya me han hecho punciones para vaciarle su vejiguita,pero los medicos solo me dicen que es un bb perdido,solo lo estan manteniendo con vida para que su hermano logre madurar y pueda nacer,solo la madre que pasa por una situacon haci puede entender el sentimiento y el dolor que se siente,los medicos dicen que tengo que tratar de asumir la gravedad de la situacion,que es un 99,99% que no se va a salvar,ya que todo este problema le a causado daños en los organos,pero el aun esta ahi y su corazoncito late junto al de su hermanito,no puedo asumir que solo voy a tener un bebe,cada noche de mi vida rezo y pido a Dios que me conceda ese milagro que tanto deceo con todo mi corazon y mi alma.

  20. Sólo entendemos nosotras esa mezcla de felicidad y sufrimiento, desde la semana 20 estuvimos a reposo por borrado de cuello, a la 24 el test de fibronectina positivo y mi niña empezó a atrasarse en crecimiento y a tener menos líquido del normal, logramos llegar a la 35, mi niño nació bien, con 2.6kg y ella con 2.1kg pero muy chiquitina, 41cm (su hermano 49.5) Vivo en Nueva Zelanda y en mi cesárea si estuvo mi marido conmigo, desde el principio, no me soltó la mano desde que me sentaron en la camilla para ponerme la epidural y fue él quien llevó a la niña en brazos a la UCIN y no se separó de ella en ningún momento. Nosotros tuvimos suerte y a los 4 días ya vino con nosotros, estuvimos 12 días en el hospital hasta que ellos fueron capaces de alimentarse por si mismos, sin esa odiosa sonda, pero juntos, a mi no me dieron el alta hasta que se la dieron a ellos y estoy tremendamente agradecida a este país por ello, mi mayor miedo era irme a casa con la barriga y los brazos vacíos.

  21. Silvia dice:

    Jo, que bonito! Se me han puesto los pelos de punta y he derramado alguna lagrimita. Que relato mas bonito y más esperanzador. He vivido la alegría por cada frase tuya que iba leyendo!

  22. Ana Ortensi dice:

    madre mía, qué panzada de llorar! gracias por compartir un momento tan tuyo y tan complicado..ñ y a la vez tan feliz

  23. Eres muy valiente, ya pasó lo malo. Yo lo pase peor en los días de después, con mis pequeños en la incubadora, con el calcio muy bajo y uno de ellos salió del hospital con una quemadura de segundo grado en la frente. Le quemaron al ponerle el calcio

  24. Celia Martin dice:

    yo también me he sentido identificada!! mi parto fue mas que traumatico. mi niña nacio primero y estaba bien pero el niño le tuvieron que entubar y no le oi llorar,pense que había muerto. sali llorando porque solo me decían que estaría tranquila. hoy ya tienen 6 meses y están hechos unos toretes. muchas gracias por tu experiencia. un besito

  25. Adriana eres una mujer valiente no sólo por compartir tu historia con nosotr@s sino por vivir cada día la maravillosa fortuna de ser multimamá. No decaigas, recuerda que para ver brillar el sol y admirar un arcoiris tenemos que ver llover.. Un abrazo muy fuerte. Que Dios bendiga con salud a tus hijos es mi mayor deseo.

  26. Uy, sí, yo veo las cunas en el área de pediatría y me entran escalofríos, y eso que las tenemos con dibujos, colchas de colores, muñecos… yo creo que son los cristales… Recuerdo la cesárea muerta de miedo, era muy pronto, eran muy pequeñas, son muy pequeñas, son muy pequeñas, son muy pequeñas…. no dejaba de pensarlo y de temblar… incluso lo verbalicé, y entonces una de las neonatólogas me dijo: tranquila que están muy bien. Tuve la suerte como sabes que mi padre las sacara, nada más entrar le busqué, y pregunté, dónde está mi padre con insistencia, la celadora que ya me conocía bien me lo señaló, Yolanda, qué maja… Ella me acurrucó en su pecho mientras me ponían la anestesia… Las tres gritaron al nacer, ya puedo estar más tranquila… la UCIN ya es otro cantar…

  27. 1MamaPara2 dice:

    Por aqui otra lectora pañuelo en mano y lagrimilla en los ojos, nunca dejas de sorprenderme con tu fortaleza, q alegría que el final fuese un final feliz, es tu recompensa por todo el dolor q tuviste q pasar en el embarazo siempre con ese miedo en el cuerpo

  28. Súper emotivo todo lo que pasaste!! Has sido muy valiente y luchadora!! Yo lo pase muy mal en mi embarazo pero Dios gracias mis mellizos no estuvieron en encubadora a pesar de ser algo prematuros pero sanitos sin embargo hay varias vivencias que me identifican con todo lo q pasaste, cada una de nosotras seguro que tiene un poquito de tu vivencia… Gracias a Dios tus bebes ya pasaron todo aquello y estan sanos. un besito para ellos y otro para ti guapa!

  29. muy emocionante la historia, especialmente para quienes hemos vivido el tener a los bomboncitos en la unidad. La fuerza que nos da haber vivido estas experiencias es única.

  30. Es verdad que se pasa mal, por lo que me cuenta mi mujer, yo por otro lado, en la otra sala esperando a oir a mis hijas se me hizo eterno, y mas cuando la mas pequeñita no lloraba, se para el tiempo pero como dicen eso pasa y lo recuerdas con mucha ternura

  31. Diana tranquila y animo cariño, seguro que pronto se recupera…think positive!!!

  32. Alba Roman dice:

    Mi pequeña rompió la bolsa a las 34 semanas. Recuerdo la sala de partos abarrotada de ginecólogos, anestesistas, neonatologos… finalmente nacieron por parto natural. Primero mi ñina más pequeñita y por la que más temían q no pudiera respirar por si misma y luego mi niño más grandote. No llorarba. La rodearon los neonatologos y sin tiempo de reaccionar tuve que volver a empujar para sacar al niño. Me dijeron que estaban bien pero no pude verlos más q un segundo antes de llevárselos corriendo a la UCI. 3 horas más tarde dejaron bajar mi marido a verlos y yo no pude tocar a mis niños hasta el día siguiente.
    Cuando metí la mano en la incubadora mi niño abrió los ojos y cogió mi dedo, Lloramos todos. Mi niña sufrió dos paradas respiratorias durante la noche y pensé que me moría si no se recuperaba. Aún hoy (que ya han pasado dos años) a veces cuando duerme profunda compruebo si respira. Nunca olvidas la imagen de tus bebés con sondas, vías, monitores…

  33. Diana dice:

    Sencillamente Hermoso……..

  34. anya dice:

    Aquí estoy llorando, eres muy valiente por todo lo que has pasado.Mi hija nació con reanimación 1 y pase mucha angustia, esos minutos fueron eternos

  35. Belleza de Post! He conseguido serlo enterito con alguna que otra lagrimilla de por medio
    La vida es un milagro y tu has sido testigo enhorabuena!
    Un abrazo!!!!

  36. Jorgelina Gill dice:

    Todas me hicieron estremecer con sus relatos….tambien me siento identificada, si bien gracias a Dios mis gemelas nacieron bien, solo estuvieron en incubadora para ganar peso, tambien nacieron prematuras de 34 semanas y yo moria de miedo…les di apenas un beso a cada una, mi espso se fue con ellas y ya no las vi por 24hs…porque a la que se le complico la cosa fue a mi que perdi mucha sangre y pase la noche en UCI. Verlas con los cablecitos, agujas..pinchaduras…me estremece el corazon..gracias a Dios despues del alta a las 2 semans solo fuimos 2 veces mas al hospital y espero no tener que ir mas!! ya tienen 6 meses y estan super saludables, el solo hecho de pensar en el hospital me da nauseas tambien. Adriana creo que como nos pasa a todas el recuerdo del parto es doloroso pero tambien lleno de felicidad por ese momento en que llegaron a nuestras vidas. Y ahora como esta? que paso finalmente con la fiebre?
    Un beso grande.
    Jorgelina

  37. Ains que historia…ufh….los pelos como escarpias….pero con final feliz….me alegro…muacs

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