Reflexiones VII: Cuando llega la noche
Cuando llega la noche cojo sus manos y observo como sus ojos se cierran y su respiración se va acompasando hasta que quedan profundamente dormidos. Poco a poco se van alejando de mi lado para perderse en el país de los sueños.
Cuando llega la noche siento envidia de los muñecos que reposan junto a ellos en la cuna. Esos muñecos con los que comparten su oxígeno, que disfrutan del calor que desprenden sus pequeños cuerpos y duermen al abrigo de esas dimunitas manitas.
Cuando llega la noche fantaseo con colarme en sus cabecitas y espiar sus sueños. ¿Qué tipo de sueños cabrán en esas cabezas tan pequeñas?¿ Qué será lo que uno espera de la vida a los dos años y medio?
Cuando llega la noche me doy cuenta de lo rápido que crecen, sin ser apenas conscientes de ello. Esas cunas que hace un año parecían dos inmensos barcos en los que se perdían sus cuerpecitos ahora son sólo eso, dos cunas cuyo espacio ya agotan prácticamente, y que cuando menos me lo espere se les habrán quedado pequeñas.
Cuando llega la noche la luz da paso a la oscuridad, y entonces desaparece la imaginación, la creatividad y la inocencia para ser sustituidas por el realismo, el pragmatismo y la racionalidad. En ausencia de ellos la realidad pierde su magia, ese halo de luz que envuelve todo lo que tocan.
Cuando llega la noche desaparecen sus risas y llega ese silencio tan ansiado a lo largo del día. Es ese silencio extraño, inquietante, de su ausencia. Ese silencio con el que ya no me siento identificada, un silencio que ya no me pertenece.
Cuando llega la noche recupero mi espacio en el sofá, el control del mando a distancia, y vuelvo a ser dueña de mi tiempo. Trato de disfrutar de esa inusitada libertad a la vez que extraño esos besos de chocolate, discursos ininteligibles, juguetes voladores y celos imposibles.
Cuando llega la noche cierro los ojos y busco mis propios sueños, pero no los encuentro porque mi mayor sueño ya lo he cumplido. Mientras que otros aguardan la noche para poder soñar, yo vivo en un sueño.
Cuando llega la noche siento que me falta algo. Miro a mi alrededor y sólo veo juguetes huérfanos y una casa sin vida. Y entonces no puedo evitar preguntarme cuanto queda para que sea de día otra vez.
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Categoría: Reflexiones
Me ha encantado! Me siento muy identificada!!
Gracias Ingrid, da como penita cuando la casa está en completo silencio por la noche. Y lo más raro del asunto, es que uno pasa el día deseando un poquito de silencio 🙂
M encanta! Me ha emocionado! Bonitas palabras nunca mejor interpretadas!
Que bonito….
Precioso!!muy identificada.Con la lagrimilla cayéndome me tienes. …
Precioso!!!
Muy bonito! Quizás estén soñando lo mismo.. A mi me pasaba con mi hermana de tanto tiempo como estábamos juntas, soñábamos lo mismo y cuando nos despertábamos era todo: y yo también!! Y también tengo recuerdos de cuando estaba en la cuna y en la sillita, quizás sea por crecer junto a ella…
Supeer lindoo! Me dio mucha nostalgia aunque los míos tienen solo 12 meses me identifico mucho con todo besitos te felicito!
Q bonitas palabras!!!!
Precioso!!! Yo antes de acostarme siempre entro a verlas, y me encanta tocarlas las cabecitas y ver como duermen, y como me gustaría meterme con ellas y dormir juntitas.
¡Muy emocionante y bonito tu post! Me ha encantado.