10 cosas de madres que nunca pensé que haría

Cuando te dicen eso de «ya cambiarás cuando seas madre» poca gente se lo toma en serio, yo incluida. ¿Por qué tengo que cambiar?, me preguntaba, en todo caso seré la misma persona pero con dos hijos que cuidar.

Pero ahora que ya soy madre creo que la maternidad es lo más parecido a una lobotomía que he visto nunca. ¡Hasta se pierde el sentido de ridículo por el camino!

Y para muestra, un botón fruto de mis miserias maternales. Las 10 cosas que me juré a mi misma que no iba a hacer cuando fuera madre, y que por supuesto, he acabado haciendo sin ningún pudor:

• Mojar la cara de mis hijos con mi saliva para quitarles una mancha. Pero qué cerdada por favor, ¿Por qué demonios hago algo así, en vez de buscar una toallita húmeda en el bolso como las personas normales?

• Entrar en la habitación de mis hijos mientras duermen para comprobar que siguen respirando. ¿Qué clase de madre histérica y neurótica haría algo así? Pues yo misma, sin ir más lejos, y seguro que todas vosotras también lo habéis hecho más de una vez.

• Llorar el primer día que les dejé en la guardería como la típica mamá ñoña que tanto odiaba. Y bueno, eso no es lo peor de todo el asunto. ¿Os he contado que estuve a punto de adoptar al gato callejero que me acompañó durante el camino de vuelta? Lo que hace el síndrome del nido vacío, no me quiero ni imaginar lo mal que me lo voy a tomar el día que se independicen. Voy a ser la típica vieja loca que convive con 10 perros y 20 gatos. Menos mal que en España la gente no se va de casa hasta al menos los 30 años…

• Contarle mi vida a otra madre desconocida en el parque, en la sala de espera del médico, en la puerta de la guardería… A mi que tan poco me gusta hablar con la gente que no conozco, y mucho menos acerca de mi intimidad. Pero claro, las madres tenemos una conexión especial entre nosotras, y si son multimadres ni te cuento…

• Hablar de colores de cacas, vómitos, regurgitaciones y otro tipo de cuestiones escatológicas como si fuera algo tan cotidiano como el tiempo que hace hoy.

• Recomendar a mis amigas sin hijos que tengan hijos. ¿Pero qué necesidad tengo yo de andar haciendo proselitismo maternal por ahí? ¡Ya sabrán ellas si quieren tener hijos o no! Es más, mi fanatismo promaternal llega a tal extremo que incluso a las amigas que ya tienen hijos las animo para que tengan más. Estoy determinada a vencer el envejecimiento demográfico yo solita.

• Perseguir a mis hijos por toda la casa para darles un beso que no les apetece recibir. ¿A quién me recuerda eso? Ah sí, a la pesada de mi madre.  Se ve que es una tara genética y no pienso luchar contra ello 🙂

• Tener un monovolumen. Con lo que me gustan los deportivos y las berlinas molonas en vez de esos aburridos coches familiares. Pues ahora tengo un aburrido coche familiar de esos de los que me reía antes y, ¿Sabéis qué? ¡Es comodísimo y caben un montón de cosas! Si fuera descapotable y tuviera unas llantas más chulas ya sería perfecto.

• Llevar a mis hijos a la guardería en chándal. Y no lo he hecho una vez, sino muchas. Claro que tengo excusa, porque les llevo en bici, y la gente que hace deporte tiene derecho a usar chándal. Y al menos no llevo la mascarilla nocturna puesta como le pasó alguna vez a mi madre cuando me llevaba al colegio. ¡Y encima cuando se dio cuenta se bajó del coche a charlar con las otras madres como si no pasase nada! Y yo suplicándole con mi vocecilla desesperada, «mamá, por favor, métete en el coche y vete a casa». Os juro que 25 años después aún no me he repuesto del bochorno, y francamente no se de quien he heredado mi agudo sentido del ridículo porque de mi santa madre está claro que no.

• Repetir las frases hechas de mi madre. «Cuando seas padre comerás huevos», «me vas a borrar el nombre», «primero la obligación y luego la devoción», «quien bien te quiere te hará llorar», «para estar guapa hay que sufrir»… ¡Socorro! ¡Las tengo grabadas en el subsconciente! ¡No puedo evitarlo!

Y ahora, contadme vosotras, ¿Qué cosas os prometisteis no hacer nunca cuando fueráis madres y habéis acabado haciendo por bocazas?

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