No me gusta ser gemelo
Ocurre a veces que un gemelo o mellizo dice que no le gusta ser gemelo. Pero, ¿Qué hay detrás de esta frase? ¿Cómo debemos interpretarla?
Fue en una de mis primeras conferencias cuando una madre se me acercó y me contó que una de sus gemelas, de 5 años, a veces expresaba este deseo. Me quedé algo desconcertada y en aquel momento no supe interpretarlo bien. Ahora, tras muchos más años de vuelo, entiendo qué puede haber detrás de tal comentario.
En general es un cúmulo de factores que conllevan a tal emoción. La niña (o el niño) que lo expresa ha sido demasiadas veces objetivo de comparaciones y comentarios nefastos del tipo: ¿Quién es el más guapo? ¿Quién se comporta mejor? ¿Quién saca mejores notas? Y un largo etcétera que sin duda todos conocéis.
Lo más importante en estos casos es que el niño no se siente tratado como una persona única, sino como parte de una unidad. Por tanto ya suele haber una sensación de descontento y frustración en el niño gemelo y este tipo de comentarios son la gota que colma el vaso.
Esta niña se quejaba ante sus padres que de cuando ella aparecía en algún lugar sola, la gente siempre preguntaba por su hermana. ‘¿Dónde está tu hermana gemela?’. Para ella era como si su presencia no fuera suficiente y solo podría presentarse en modalidad de dúo. Sus compañeros de clase querían venir a su casa a jugar, porque querían ver cuántos juguetes tenían y cómo dormían, se quejaba la niña. Es sumamente frustrante percibir que uno suscita interés no por su personalidad sino por una condición biológica que uno mismo no eligió. La niña, lógicamente, deseaba tener amigas de verdad que además fueran exclusivamente sus amigas y no amigas compartidas.
Otro gemelo, 17 años, me contó su experiencia, que en el fondo viene a ser lo mismo:
‘Mi hermano y yo siempre íbamos juntos al colegio, andando uno al lado del otro. No sabía decirte cuántas veces nos paraban. “A ver quién es el más alto”. “Sois como dos gotas de agua, pero mira éste tiene una peca en la frente en el otro no”. Me sentía incómodo con estas comparaciones y decidí andar tras él, pero tampoco era una sensación agradable. No sabía realmente cómo ir al colegio sintiéndome a gusto y esta sensación reflejaba lo incómodo que me sentía con mi condición de ser gemelo’.
Ahondando más en este caso, descubrí que la educación en casa no fue la más adecuada. Sus padres no eran capaces de contrarrestar estas experiencias con un trato justo e individualizado en casa. Ellos no sabían que iban a tener gemelos y parecía que este comienzo no facilitara para nada una educación que unos gemelos requieren.
Para su cumpleaños siempre había una sola tarta; los familiares traían un regalo para los dos y para los juguetes había un solo estante en casa para ellos, mientras el hermano más mayor tenía uno para él solo. Cuando los gemelos llegaban a casa con sus notas, el padre ponía los boletines sobre la mesa y sumaba los puntos para ver quién había sacado más. Al que más puntuación había tenido – una diferencia siempre mínima, como de solo un punto o algo parecido – lo llamaba ‘el inteligente’.
Este gemelo aprendió pronto que destacar en algo era bueno, ya que así conseguía atención de su padre. Y se esforzaba muchísimo para serlo. El otro lo veía como una tontería y se alejaba de su hermano. Ninguno se sentía feliz con su condición de gemelo.
El niño gemelo que exclama no querer ser gemelo, se siente coartado en su individualidad. En parte es la sociedad la que les hace sentirles incómodos, debido a sus eternas comparaciones y continuos comentarios. Pero también es la educación que ellos reciben en casa. Y en ello influís vosotros y podéis cambiar las cosas. La próxima semana trataré este tema.
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Sobre la autora Coks Feenstra
Coks Feenstra, psicologa infantil, lleva desde el año 1995 investigando el mundo de los múltiples. En 1999 publicó el Gran Libro de los Gemelos. También colabora otras publicaciones como Psychologies o Crecer Feliz. Más info en la sección Autores. Si deseas comprar el Gran Libro de los Gemelos desde España o Europa haz click aquí. Si vives en USA o Latinoamérica puedes adquirirlo aquí.
Me ha gustado mucho el artículo, me siento identificada (bueno, mis hijos), realmente es la reacción de los demás lo que hace que acaben sintiéndose incómodos.