La historia de Olvanis y su hermana, gemelas espejo

«Nacimos el 28 de diciembre 1987. Dicen que soy la menor de las dos pues nací después, con 3 minutos de diferencia de mi hermana gemela. Ese día a la 1 de la tarde nació Mariangel Carolina y yo, Olvanis Aixa, a la 1:03 pm.

Mi vida desde mi nacimiento fue dura debido a ciertas dificultades que les contaré con detalle. Tuve un mielomeningocele, que es una protuberancia que me salió pegada al encéfalo. Por supuesto nací con mi cabeza abierta, pero no se angustien que me operaron a las 18 horas de nacida.

Para los médicos fue una cosa sorprendente. En muchos casos esa protuberancia viene ligada a venas y capilares que probablemente me dejarían vegetal y dependiente de mis familiares, pero en mi caso de mil niños con eso yo salí librada, para mi alegría, ya que esa cosa no estaba ligada a mí en ningún aspecto.

Debo decir que toda esto pasó por deficiencia de hierro porque mamá lo vomitaba. Me recuperé poco a poco, luché y mamá fue fuerte conmigo, allí siempre. A medida que crecía mi hermana gemela se convertía en mi mejor amiga y ella me animaba.

En el kinder, estando en secciones diferente, contaba la maestra que mi hermana siempre estaba preocupada y se escapaba para ver con sus propios ojos que yo estuviera bien, tan linda… No fue fácil pues soy zurda pero mi hermana como pudo me explicaba como hacer ciertas cosas así que me las ingenié para aprender a usar mi manos sin dificultades.

Ya en primaria estudiamos juntas. Yo me destaqué en ciertas cosas y mi hermana en otras, lo que siempre fue ventajoso pues las materias que dominábamos siempre le costaban a la otra y debo decir que mi hermana me explicaba con detalle todo y en los exámenes  respondíamos lo mismo.

En una ocasión nuestra maestra de 5º grado nos llamó a la Dirección pues a su juicio nos habíamos copiado pero para su sorpresa estábamos sentada en sitios distantes, pues ella así lo dispuso, y lo recordó pero pues aún dudaba de nosotras y de nuestra marcada misma respuesta. Nos repitió el examen en la Dirección a los ojos de todos y respondimos exactamente lo mismo. Ella quedó perpleja y desde ese día fuimos sus alumnas favoritas.

Para mi hermana y para mí eso era una cosa tan natural como que respondiéramos las dos al mismo tiempo una pregunta hecha por mamá como un coro.

Para este momento ya se notaban nuestras diferentes personalidades. Ella extrovertida y yo mas seria y reservada aunque nuestro amigos opinan lo contrario de cada una. Mis amigos son sus conocidos y sus amigos son mis conocidos. No elegimos a personas que tengan parecidos en personalidad, somos opuestas en todo eso de los amigos .

Algo que siempre preocupó mucho a mi madre fue mi dependencia hacia mi hermana. Por increíble que parezca enfermaba cada vez que ella salía de viaje y ella lo presentía y volvía. Pronto llegué a sentir rabia de esto e intenté ir de viaje yo sola y no sirvió. Me enfermé tan pronto llegué, así era mi apego a ella. Mamá me decía tienes que ser fuerte y luchar, no estarán juntas siempre, pero había algo en mí que me deprimía hasta enfermar.

En bachillerato empezó la comparadera y ciertas burlas para conmigo, pues no puedo correr y saltar porque sufro de luxación de la rodillas. Mi hermana no tuvo mayores dificultades, siempre estuvimos juntas en toda ocasión y mi hermana me cuidó. Siempre sentí que ella quería que yo pudiera experimentar lo que ella hacía como correr y esas cosas pero nunca me hizo sentir mal, nunca prefirió estar con otros, siempre conmigo. Ella me defendía de maestros y alumnos. Concluimos nuestros estudios y fuimos bachilleres en ciencias, ambas con buenas calificaciones, y siempre fuimos las morochas más queridas del liceo, ¡Éramos las únicas del lugar!

Al estudiar en la Universidad estudiamos informática. Observé con tristeza que mi hermana tenía muchos pretendientes, como no si es muy linda, y yo me sentía como una cosita rara. Pero ella siempre estuvo ahí para animarme. En las noches dormíamos tarde riendo y hablando del día. Aunque ya estábamos grandes siempre nos quedamos  dormidas una en la cama de la otra.

Al salir en todo lugar la gente nos miraba y decían son morochas, qué lindas. Al comprar ropa era juntas que salimos y era nuestro mundo siempre juntas. Mamá decía ustedes no se casan de hablar tanto todos los días juntas y aún cotorrean tanto. Terminamos nuestros estudios allí.

Mi vida giró 360 grados. Me había enamorado y yo estaba feliz pues ella tenía un novio en ese momento y se casarían. Entonces pensaba ella se casa, será feliz, es mi turno. Todo era perfecto, ninguna se sentiría sola creí.

Me casé yo primero y ella tenía planes de hacerlo unos meses después. A los pocos meses de haberme casado ellos terminaron y yo me hallaba en un gran dilema, ¿Cómo podría ser feliz viéndola sola? Sin embargo en ese duro momento estuve allí con ella. Para mi esposo no fue fácil entender que yo no podía ser feliz viéndola sola, es terrible tener el corazón divido. Lloraba, me deprimía y ella también. Me visitaba con frecuencia pero ya no era lo mismo.

Gracias a Dios consiguió un buen hombre y se casó. Fui tan feliz ese día, yo tenía tanta alegría, y ella usó mi vestido de novia. Hermosa, tan radiante se veía que después lloré de tristeza pues se me fue lejos, a otro estado del país. Sentí que el corazón se me partió en dos pero ahora ella viene y parece que volvimos al tiempo de la infancia, a hablar de todo, y nuestras parejas son buenos amigos.

Para nuestra madre fue duro pues nos hizo unas chicas de principios con sacrificio. Nuestro padre la abandonó pero eso no fue obstáculo. Ella día a día nos dio lo mejor de sí misma. Tenemos un hermano menor que también eran múltiples pero el otro bebé se soltó muy pequeñito. Mi hermano se sostuvo fuerte y creció mucho allí, en ese espacio enorme que dejamos nosotras .

Por parte de papá tengo unos hermanos gemelos. Es algo increíble, es como verme en uno de ellos. En cierto modo las personalidades se parecen a las nuestras.

Para mí ser gemela es una experiencia que jamas cambiaría, y seguirán llenándome de asombro las cosas que nos pasan. Como bien lo describió usted somos un complemento, una prolongación la una de la otra, y eso es lo que nos hace especiales.

A los padres lo que puedo decirles es que tienen ante sus ojos un regalo de Dios. Ayúdenlos a crecer felices y no los priven de estar juntos porque eso va en contra de lo que son.»

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